Nunca sabré si estoy mejor con él o sin él. No se de que manera sufro más, si teniéndole entre mis brazos pero distante, o sin tenerle pero cerca de mí. No se si tendrán que pasar mil años, o que quizás nunca lo sepa, lo que se es que de alguna forma esto debe de cambiar.
Tampoco se cuanto tiempo tendré que esperar a que suene el teléfono, y cuantas lágrimas derramaré, cuantas besos me dará, o cuantas veces me quedaré esperando a nada pero supongo que es el precio que hay que pagar.
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